martes, 17 de marzo de 2020

Aukanaw


UNIVERSIDAD NACIONAL, COSTA RICA
ECOLOGÍA INDIGENA
PROFESORA: DEBORAH LEAL RODRIGUEZ
TEMA: COSMOVISIÓN DE CULTURAS ANCESTRALES
ALUMNO: DANIELA BLANCO
RESEÑA DE AUKANAW






AUKANAW
Según Aukanaw los mapuches poseen una tradición cultural milenaria que se manifiesta en corpus de conocimiento de orden trascendente, cosmológico y religioso. La autentica y maravillosa ciencia sagrada. Se trata de un saber que se muestra como secreto, está ahí, pero pocos creen en el o se niegan entenderlo.
A partir de esta transmisión Aukanaw nos hablaba de que el camino está "más allá del chamanismo", este último no lleva a ningún lado, tan sólo nos permite "pasear" con el alma dentro de los niveles cósmicos, pero no trascenderlos, sólo la Sabiduría de los Antiguos (kuifikeche) es la única llave que abre la puerta de esta gran jaula que es el Cosmos, hacia la verdadera Libertad.

Chamanismo y hierología

           Todos los pueblos sin maquinismo e integrados ecológicamente al medio natural en que habitan, tienen, por raíz de su cosmovisión, la vivencia de lo sagrado. O sea que absolutamente todos los aspectos de su cultura (arte, ciencia, música. juegos, costumbres, etc.) están regidos sin excepción, por cánones sagrados. Ese
hombre vive inmerso en un cosmos impregnado de sacralidad. A la cultura de esos pueblos, que tienen por eje de actividades lo sagrado, la llamaremos hierocéntrica (del griego, hieros = sagrado), pero no teocéntrica, (gr. Theos = dios) pues las divinidades sólo ocupan la atención completa del hombre ordinario en los momentos de crisis individual o social.
Toda cultura hierocéntrica, como son, por ejemplo: la mapuche, la hopi, la bantú, la de cualquier pueblo prehistórico o las de Grecia, Roma, India, Israel o China arcaicas, tienen un medio a través del cual se manifiesta directamente lo sagrado: el Chamán, este es un ser humano especial que tiene comunicación directa con sus dioses. espíritus, y realidades no-ordinarias, siendo a la vez sacerdote, extático, curador, artista. poeta, músico, juez y preservador de la ecología cósmica, el chamán mapuche más conocido es el machi.
La religión chamánica forma un complejo coherente que siempre está presente en los orígenes de toda civilización y de toda religión burocratizada y teologizada y la concepción de lo sagrado en el mundo y en el papel que tiene el hombre en esa relación, es una de las ideas centrales de la vida religiosa y social del mapuche, tiene una  percepción vivencial de una naturaleza dotada de sacralidad  y además el chamanismo no puede ser excluido de los ritos en virtud de la importancia que tiene para la imaginación y la vida de cada araucano.
El Camino del chamán

         Es sabido que todo Machi (chamán) para ser iniciado en su sacerdocio debe pasar por una serie de pruebas rituales que, de aprobarlas, lo cualificaran para la función. Estas pruebas se hallan presentes a lo largo de un viaje místico, e implican sin excepción un descenso al mundo inferior y la muerte simbólica del candidato, para ascender posteriormente a la región celestial o superior con un segundo nacimiento en un estado trascendente del ser, volviendo finalmente al Mundo terrenal o humano.
El camino de descenso a esa región cósmica (según la cultura: mundo, mundo de los muertos, centro de la tierra, infiernos, etc.). Allí el Machi sufrirá su muerte. Hay que reconocer que el viaje de descenso y la muerte simbólica son los preliminares de la iniciación, su camino, y no la iniciación misma.
Para llegar allí es preciso, luego de un largo y obstaculizado viaje cruzar un oscuro y peligroso río (Küllenleufü) a bordo de un fantasmagórico navío (Kaleuche), previa entrega de un "pase" a una vieja guardiana y guía (Trempulkalwe), caso contrario el alma será condenada a vagar penando, y si el imprudente es un ser vivo será atrapado y morirá por pérdida del alma (salvo que un Machi logre rescatarla a tiempo).



El mundo inferior está situado simbólicamente en el interior de la Tierra, pero no en su centro, y para las tradiciones chamánicas las entrañas de la tierra son "entrañas" de la tierra, son como el útero, matriz, o seno materno y se dice que es el proceso que recorre el machi para renacer, que fue por donde salieron los primeros hombres en uno de los ciclos cósmicos. Los mapuches al igual que los hopi y toltecas ven ese selo materno reflejado en la tierra.
El viajero encontrará en su camino restos de chamanes que fallaron o se extraviaron del sendero después de esta serie de pruebas estará capacitado para rescatar almas de otros ya sean robadas, perdidas o para cumplir su función de psicopompo, es decir, conductor de almas al más allá o como guía espiritual.
El machi realiza físicamente el viaje al mismo tiempo que lo emprende espiritualmente. Él físicamente realiza un camino y lo recorre en los niveles espirituales creando así una cartografía cósmica que a su vez le servirá para regresar sin extraviarse en caso de no llegar al punt6o deseado o para que deferentes discípulos puedan seguir ese hilo de Ariadna en su realización espiritual.
Este viaje fue adoctrinado por el primer machi de la historia: quien es el que se devora en el mundo inferior al neófito mapuche descuartizando para luego vomitarlo ya inmortal y este primer machi tiene aspecto de felino.
Los machis transmiten a su pueblo en signos, cantos y danzas, la naturaleza de la geografía cósmica que les ha sido revelada en el proceso de sus trances iniciales y viajes del alma.


El viaje, puede ser:
1. El del alma del muerto.
2. El del alma de un vivo muerto simbólicamente (Machi, id est: Chamán)
3. Proceso de individuación, la integración del Sí, el ideal supremo de todo ser humano.
4. Metafísicamente: el viaje será el recorrido a través de la multiplicidad de estados o modalidades del Ser ("espíritu") manifestado.
Este último nivel es el que está representado en las tramas genealógicas:  Es decir que no son antepasados sino el mismo Ser ("espíritu") en anteriores manifestaciones existenciales (no se debe confundir a esto con la "reencarnación"). Si metafóricamente imaginamos que retrocedemos en el tiempo y que en pocos segundos pasamos de la vejez a la madurez, de la juventud a la niñez, del parto al feto y de éste al embrión. Cada una de estas etapas de vida son distintas modalidades existenciales o manifestaciones de un mismo ser ("espíritu") y todas ellas están unidas por un hilo invisible, a través del tiempo y del espacio, que nos permite conservar nuestra identidad.
Hemos reunido lo disperso, lo manifestado, de nuestro ser. Nos hemos reintegrado a la fuente de nuestras múltiples existencias. Recorriendo este sendero en sentido inverso, o sea desde el espíritu hacia nuestro actual estado humano, pasaremos por una serie de estados no-humanos anteriores al embrión o posteriores a la muerte, que simbólicamente se representan en la cultura mapuche como vegetales o animales.
Este hilo nace de la Madre Tierra (principio cósmico pasivo, el Yin de los chinos la Prakriti de los hindúes, representado en nuestra realidad sensible por el ámbito telúrico) por eso el mapuche se siente ligado como por cordón umbilical a su "Madrecita que todo lo da, y nada lo pide", por eso el mapuche no puede vivir sin su tierra, como un árbol sin el humus o un feto sin su madre. Su carencia es una muerte metafísica, mucho más dramática aún, que la misma muerte física. Es como estar muerto en vida, o morir marchitándose en una lenta y penosa agonía.
Aquellos "espíritus" que están listos para manifestarse en el estado humano se incorporarán a una segunda madre (humana) saliendo de algún centro cósmico está mujer les brindará un vehículo de manifestación idóneo para tal estado.

PIRÁMIDE

Era de vital importancia que las ceremonias eran realizadas en un tablado o especie de pirámide escalonada de madera. dicho tablado se halla representado en forma esquematizada en los tejidos mapuches, como un motivo denominado actualmente "palentre".
El motivo textil se halla también en algunas pinturas rupestres, de allí la conexión que Casamiquela cree
encontrar entre el tablado ritual, según él pirámide trunca o escalonada, y dichas pinturas, tiene un número variable de gradas, correspondiente, a los niveles cósmicos mapuche.
Los centros cósmicos son como entradas y salidas que pueden tener origen o formas como por ejemplo la chimenea de volcán, el hueco de un árbol, cuevas o madrigueras, un manantial, la caída de una cascada, el fondo de un lago o inclusive el mar, estos lugares son centros de concentraciones de mucha energía para los mapuches.


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